
UN VECINO DE USHUAIA, JUNTO A OTRAS DECENAS DE PERSONAS, DENUNCIAN CASI UNA TORTURA EL HABERSE HISOPADO EL 25 DE JUNIO EN EL GIMNASIO DE LA ESCUELA 15 DE USHUAIA.
CARTA ABIERTA AL GOBIERNO DE TIERRA DEL FUEGO Y AL MINISTERIO DE SALUD
“El pasado miercoles cerca de las 20 horas, empecé a sentir los síntomas, miedos y dudas que provoca el COVID 19. Ante una fuerte congestión, cansancio y dolor de cabeza, llamé al médico. Llamé primero, en realidad, para no usar el 107 al divino botón, a la Clínica San Jorge. Amablemente, me hicieron una video llamada para saber cómo me sentía y qué síntomas tenía. Me diagnosticaron congestión nasal y cefalea, y me comprometieron a que ante la aparición de algún otro síntoma, volviera a llamar dada la coincidencia de mis síntomas con los de quienes tienen coronavirus.
Después de una mala noche, en la mañana del jueves descubrí sorpresivamente que al querer tomar café, el sabor no estaba. Inmediatamente fui en busca de vinagre, que dicen que para verificar el olfato sirve… respiré, apretando el envase y nada. Insistí con perfume, nada. Otra vez café, nada. Había perdido, evidentemente, la capacidad de percibir los olores y los sabores.
Como tengo otras enfermedades pre existentes, llamé al 107 para informar que a mi congestión, tos, cansancio, dolor de cabeza intenso y de cuerpo, se había sumado la pérdida del olfato y el gusto. `Tenés todos los síntomas y no se te escucha bien´ dijo del otro lado del teléfono una operadora, quien me indicó que debía quedarme aislado junto a mi grupo familiar conviviente y que debía esperar el llamado de un especialista quien me indicaría día, horario y lugar para hacerme el hisopado correspondiente.
Hasta acá, nada fuera de lo que ya había escuchado o leído de parte de personas que habían pasado por lo mismo. Ese mismo día, cerca de las 6 de la tarde, sonó mi celular y alguien me avisó que debía presentarme el viernes 25 de junio a las 8 de la mañana, en la escuela Nº 15; que tenía que ir solo, con barbijo y ser puntual. Dependiendo del resultado, me darían más indicaciones a seguir- me advirtieron. Y así fue que esa mañana de viernes, fría, lluviosa, helada, me presenté en el colegio del barrio San Vicente. Sorprendente fue que al llegar, pese a las bajas temperaturas reinantes, la fila de espera a la intemperie era de no menos 10 personas. ¡Lo que fue esperar con una temperatura que calaba los huesos…!. Y, como dije, no era el único. Lo más indignante fue ver a padres con sus hijos chicos, tosiendo, llorando, asustados y con frío, que debían también hacer la fila para ingresar al gimnasio de la escuela.
Luego de un cuarto de hora ya estábamos adentro.
En cinco filas de nueve sillas plásticas nos iban ubicando, a la espera de que nos hisoparan. El frío, dentro del gimnasio era el triple del que hacía afuera. Realmente, era una cámara frigorífica. Era de esos que te llegan al hueso, que por más que te hagas una especie de bolita y metas las manos en los bolsillos, se siente igual sobremanera. Y en esa especie de cámara frigorífica improvisada nos tuvieron sentados, por casi lo mismo que dura un primer tiempo de fútbol con alargue.
¡Es increíble que a esta altura de la pandemia, los ciudadanos tengamos que padecer estas burlas por parte del Estado!. ¿Es que acaso no merecemos que nos traten al menos `un poco bien´ cuando estamos obligados a someternos a este testeo? ¿Acaso, no tienen aquellos que nos gobiernan un poco de empatía con quienes deben hisoparse, o llevan a sus seres queridos para que los hisopen? ¿No somos merecedores siquiera de un buen trato en momentos en los que nos sentimos pésimo, anímica y físicamente y hasta aterrados por el contexto general?. ¿Realmente merecemos este trato en una provincia donde pagamos impuestos de primer mundo para que nos traten como ciudadanos de tercera mientras con esos impuestos los funcionarios gozan de sueldos incomparables con los de cualquier trabajador?.
Finalmente y luego de casi 75 minutos, me retiré del lugar casi congelado, con las extremidades entumecidas y con el sabor amargo de comprobar que los ciudadanos solo existimos para quienes nos gobiernan cuando necesitan de nuestro voto. Las campañas de hisopados para detectar el virus del COVID difundidas en los flyers de las bonitas campañas que hace el Gobierno provincial, son solo eso: ficción. Yo viví en carne propia lo que son realmente.
Pareciera ser que ese eslogan de campaña que rezaba `vamos a vivir mejor´, no era un mensaje dirigido a los vecinos sino solo para los de su misma casta privilegiada.
Yo fui protagonista y testigo de cómo los gobernantes no solo no cuidan a los ciudadanos en general sino tampoco a los trabajadores sanitarios, cuya salud y posibilidad cierta de enfermarse al tener que trabajar en semejantes condiciones parece que no es tema de preocupación de los responsables de velar por ella. Esto no puede volver a pasar nunca más”.
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