LOS GOLPISTAS NOS ODIABAN POR SER MUJERES JÓVENES Y MILITANTES

EN EL DÍA NACIONAL POR LA MEMORIA, “MONENA” MÁRQUEZ, EX PRESA POLÍTICA Y MILITANTE POR LOS DERECHOS HUMANOS, UN HOMENAJE A LA LUCHA CONTRA LA DICTADURA MILITAR Y A SU CONTÍNUA LUCHA PERMANENTE POR LA LIBERTAD,UNA NOTA LARGA QUE MERECE SER LEÍDA, IMPERDIBLE.

 

Es una de las militantes por los derechos humanos con más actividad en la región. Su testimonio sigue siendo hoy para las nuevas generaciones una clave de construcción de sentido ante el entramado de terror que sistematizó el golpe de Estado del 76.

Monena, como todos la conocen, a sus 72 años es una fuente de vitalidad. Abunda en gestos que enfatizan sus palabras, vuelve siempre a la risa entre los relatos de tortura y humillación, y enciende siempre en su mirada la esperanza.

Su Dpto. pintado con paredes de un naranja exultante, ella también colorida, elige sentarse al lado de una foto de Milagro Sala y un pañuelo blanco heredado de su hermana Márquez, militante de la línea fundadora de Madres de Plaza de Mayo en Jujuy.

Monena comenta que recién votó por primera vez a los 33 años, y ese hecho, ante una actualidad donde el voto hoy es a partir de los 16, abre la charla.

Toda mi generación vivió en dictaduras. Mis padres vivían contándome sobre el golpe a Yrigoyen. Después vino el golpe a Perón en el 55, después el golpe del 62 contra Frondizi, después el golpe del 66 contra Illia y después vino Onganía, Levingston, Lanusse, y después el terrorismo de Estado. Cuando salgo liberada definitivamente, porque había sido detenida en el 72 hasta el 73 en la época de Lanusse, después en el 75 al 83. Entonces en ese momento están las elecciones de Alfonsín y yo estaba con una libertad vigilada. Hacía tres meses que había salido de Devoto, y estaba recluída en mi casa con un policía en la puerta. Para salir a ver a mi hijo que vivía en otro pueblo tenía que pedir autorización al comisario. Cuando me comunican que ya había sido liberada de esa “vigilada”, a los días me llega una notificación de que era presidenta de mesa de esas elecciones. Es allí mi primera experiencia y mi primer voto en el ámbito de la democracia.

La herramienta democrática que es el voto lo hago en el 83 y tenía 33 años. Fui detenida cuando no había cumplido la mayoría de edad. La cumplí en la cárcel, en el 72. En total debo haber estado 9 años y pico en cárceles.

Se puede decir que hace 30 años que estoy en Catamarca. La provincia me adoptó, yo la adopté. Mis padres son catamarqueños, los dos son del Ambato. Y siempre Catamarca para mí era una provincia maravillosa en mi infancia, porque mis padres en el 43 se hicieron una casa de veraneo en El Rodeo. Entonces me crié con la gente del pueblo de El Rodeo, con los nativos. Cuando decido elegir un lugar para vivir que no sea Tucumán, porque vivía permanentemente en paros. Yo soy maestra y nunca conseguía trabajo, era una odisea después que salí de la cárcel, entonces elijo venir a Catamarca con mi esposo que era médico.

Los años y lugares que fué detenida por la Dictadura Militar fueron en el 72 en Tucumán; 75 a 82, Buenos Aires. Del 82 al 83, mi pueblo donde nací, Trinidad. Siempre en los servicios federales. En Rawson, yo estuve en la fuga, participé, estaba en la columna para salir y tuvimos que reintegrarnos a resistir. Estuve cuando nos comunican los presos comunes, y Tosco, el otro preso sindicalista que había, la masacre. Al otro día nos trasladan a todos a Devoto. Y estoy en Devoto hasta la amnistía de Cámpora. O sea, en cárceles fueron Brigada de Tucumán, Devoto, Rawson, de nuevo Devoto, en el primer periodo. En el segundo, desde el 75 hasta el 83, estuve detenida en un lugar que me secuestraron, en el momento que me secuestran… (pausa). No sé por qué estoy viva, siempre me he preguntado que algún designio debo tener en la tierra de seguir construyendo cosas. Soy detenida, secuestrada con un intento de fusilamiento y me llevan a un lugar que era Puente 12, que después pasó a ser el centro clandestino de detención Vesubio. Pero en ese momento estaba administrado y usado por las diferentes brigadas por la policía de la zona de Banfield, San Justo y San Martín.

Estoy allí depositada y torturada varios días, arman un operativo con armas, y yo estaba con Pentotal, que es una droga que te inmoviliza neurológicamente la parte física, la motrocidad, pero lo sensorial no. Entonces yo escuchaba todo, pero no podía ni mover los ojos. Me depositan en un auto y hacen un operativo como que en ese momento me detienen. Ya habían pasado 20 días de estar en un lugar de tortura. Después de eso paso a la Brigada de San Justo, donde hay toda una trifulca entre los que me traían y me recibían por la situación como iba. A mí me detienen junto a una prima y a un primo. Y más o menos como a la semana permiten que venga el juez, después que me recupero de las torturas.

En esa Brigada yo tengo la solidaridad eterna de un grupo de delincuentes jóvenes, comandados por unos que les decían los gitanos. De ellos se decía que eran una célula de Montoneros, no lo eran (risa), hacían expropiaciones y repartían a la gente del pueblo… Bueno, ellos fueron los que me protegieron, porque yo era la única mujer ahí, en una brigada de hombres. Y fueron los que avisaron, pagaron al guarda cárcel para que comuniquen a los familiares y me ayudaron hasta a vestirme, porque estaba desnuda, y me protegieron de violaciones en ese lugar. Después los encontraba a algunos de ellos en Devoto o nos mandábamos saludos cuando el juez nos convocaba para algún lado, El Gitano se hacía llamar uno.

Después de eso me trasladan a una cárcel de mujeres en San Martín, ahí estoy con presas comunes, del submundo de la miseria de los sectores más humildes y carenciados, muchas chicas jóvenes. Y de ahí me pasan a la cárcel de Olmos. Todo eso en el 75. En noviembre empiezan ya a tomar cartas las Fuerzas Armadas en las cárceles. Yo caí en un momento en que estaba Isabel Perón, pero no tan radicalizadas las cárceles en el manejo del servicio penitenciario de las fuerzas armadas. Después comienza allí a tener incidencia las fuerzas armadas. Pasa Luder que establece la ley donde les da prerrogativa a las fuerzas armadas en todo lo que significa para ellos la subversión. Era una cosa anticipada de lo que venía. Y ahí me trasladan con un grupo grande a Devoto, y éramos ciento y tantos, en ese momento permitían a las madres tener a sus hijos y había como 17 chiquitos, pero después del golpe pasamos a ser 1.500. Nunca hubo una concentración así hasta el día de hoy de mujeres presas políticas en una cárcel, de todas las provincias. Y estuve allí hasta fines del 82.